domingo, febrero 17, 2008

Tres bodas en una

Curiosos los distintos puntos de vista que tienen 3 personas de una boda. Y es que el pasado octubre, Elenia fue a una boda, junto a su madre y a su hermano. Lo curioso, la conversación mantenida a la luz de los fluorescentes de una cocina cualquiera, 3 días después, en 3 sillas, por 3 personas con 3 historias distintas, que hablaban de 3 bodas… “distintas?”

 

Y es que la madre tras la parte común de me gusto, me encanto, que guapos todos, que lindo, que tierno, que bonito, comimos bien, bla bla bla bla, comento lo que mas la había llamado la atención. La mantelería del lugar..  te fijaste en la mantelería tan fina y bonita que pusieron, iba a juego con las servilletas, y era súper fina, muy bonita, de encaje y puntillas y para ser un hotel, madre mía que coste, porque luego lavar todo eso, y que las tengan tan bien conservadas, porque la verdad es todo un merito……..  las caras de elenia y del hermano eran de asombro, a ninguno de los dos le sonaba nada de lo que decía. Elenia aun asentía con la cabeza, pero el hermano cerraba los ojos por hacer un vago intento de acordarse de algo.

 

Luego empezó Elenia, y también hablo de puntillitas y encaje y bolillos, pero en este caso del traje de la novia, de cómo era, que tenia, lo laborioso que había sido, el ponerlo el quitarlo, el maquillaje, y lo ideal que iba el peinado a juego con todo lo demás. La verdad es que toda una obra de arte o mas bien de la belleza. Francamente estaba esplendida y muy natural. Aunque  hay una pequeña incongruencia,  y es el hecho de que artificialmente se consiga que una sea muy natural, no debería de ser sin nada la forma mas natural.,

 

Y finalmente hablo el hermano, lógicamente, de los manteles en su esfuerzo por acordarse de cómo eran, empezó a decir colores posibles de la mantelería y tras 4 o 5 intentos desistió de la idea de acordarse de lo demás. Pensando en la novia, el vestido era…. Blanco, verdad? Y bonito… pero recordar de cabeza si llevaba el pelo suelto o recogido seria vaticinar… porque no conseguía recordar nada de eso… sin embargo el se fijo en el novio, el traje y la corbata que llevaba y el color de la misma, el tipo de nudo hecho, y en el aspecto del resto de hombres. Cuantos llevaban trajes, cuantos chaqué, las corbatas, los zapatos, los elegantes, los fashion, los “chuletas”….

 

 

Si hubiéramos oído hablar de “la boda” a los 3 por separado, imagino que el lugar o el nombre de los novios coincidirían pero en nada la impresión que en cada uno causo el evento. Y todo esto para que luego los novios se compliquen tanto la cabeza con  que si hay que hacer esto por si la gente quiere, opina, piensa, bla bla bla… si al final nadie recuerda lo que los novios hubiesen querido ….

 

 

Y de este blog… quien lo recordará? Y que recordará?

 

 

 

lunes, febrero 11, 2008

y usted ques es, viajante?

Hace unas semanas de viaje por Galicia tuve la suerte de poder ayudar a alguien. De niño chico, Elenia siempre me decía que debíamos hacer una buena acción por día. Ayudar a cruzar una calle, acompañar a otro, el caso era poder ayudar a los demás. Al principio te lo tomas como un juego, luego como algo reconfortante y finalmente como algo necesario.

La verdad es que con el paso de los años se perdió. Se olvido. O mejor dicho quisimos olvidarlo.

Pero la vida da muchas vueltas y de vez en cuado te viene a buscar. El caso es que la semana pasada, estaba de viaje por Galicia, volviendo de Ourense a Santiago, y aunque nunca paro en una gasolinera para ir al WC únicamente, ese día paré. Curiosamente no había nadie y cuando salía a coger de nuevo el coche, me preguntaron si iba para Santiago. “si, por algo?”, respondí. Me pidieron si podía llevar a una persona que había pasado hacia 5 min por allí en busca de una lata de gasolina y estaba de vuelta andado a su coche.

Resulto ser que la persona en cuestión era un simpatiquísimo y amable adulto en su tercera juventud. Su coche, un flamante mercedes de los de antaño, llevaba junto a él algo mas de 25 años y nunca había tenido mayor problema que el de cuidarlo y hacerle sus revisiones. Pero ese día toco. Camino ya de vuelta y montado en el coche empezamos a hablar de todo un poco. Del tiempo, como no del coche, de su mujer que se había quedado en el coche y ahora se arrepentía de haberla dejado sola, de lo que había tardado en que alguien le parara para llevarlo a la gasolinera… y es que tal y como comentaba, hoy en día se escuchan tantas cosas “raras”, tantas situaciones que por ayudar uno sale perjudicado, que nos hemos vuelto insensibles a casi todo. Cerramos los ojos y miramos para otro lado para no ver las cosas, no queremos verlas, evitamos acercarnos o pensar en ellas. Cuando vamos en el coche y pasamos junto a alguien con el motor averiado, quien no ha mirado para otro lado? Quien no se le ha ocurrido llamar en ese momento por teléfono a alguien? Quien no ha cambiado de emisora? Quien no ha pensado que ya no le daba tiempo a frenar? Quien no ha dicho que seguro que ya están de camino las asistencias? Quien no ha visto las barbaridades que aparecen en el telediario y ha pensado que por si acaso…?

En estos pensamientos veníamos enfrascados, cuando finalmente llegamos a la altura de su coche. Y fue justo al final, casi saliendo del coche, tras deshacerse en agradecimientos, cuando me hizo una pregunta. Supongo que motivado por mi carácter, por haberle parado y ayudado, por buscar un tema de conversación, o quien sabe porque, el caso es que intento discernir a que me podría dedicar yo. un viernes a la 1, en un coche, de traje, sin maletas, solo, y sin prisas….. la verdad es que pudo pensar cualquier cosa, el caso es decanto y me pregunto : “y usted que es, viajante?” ni que deciros la cara de felicidad y asombro que surgió desde dentro. Tras explicar que no, con su mejor sonrisa y de corazón me deseo que tuviera mucha suerte en la vida, a lo cual se lo agradecí y desee que su apreciado mercedes solo tuviera un “pequeño resfriado sin importancia”

Una pensamiento para todos, que es para ti “un viajante”? pensad en 50 años atrás, los coches casi no existían, el transporte era algo completamente distinto a lo que tenemos hoy, y había gente que se dedicaba a viajar ofreciendo… QUE? Para todos aquellos que no hemos cumplido los 40, y apenas los 30, viajante se nos antoja entre actual, y pasado. Una misma palabra con dos conceptos distintos separados únicamente por “el tiempo”.

Hasta la próxima Viajantes de la red.

martes, febrero 05, 2008

cuando los años dejan de tener meses y los meses dejar de tener dias.

Hace 31 años nací, y la verdad es que en todos esos meses, 378 para ser más exactos, han pasado muchas, o más bien muchísimas cosas.

Todos hemos pasado por esos primeros cinco años, aunque la mayoría apenas recordamos nada más allá que los que nuestros padres nos han contado, o lo que hemos visto en las fotos. Pero luego empezamos a ser mayores. Empezamos a tener amigos que nos acordamos, empezamos a tener vacaciones, a ir a campamentos, a hacer actividades extraescolares, a crecer y crecer.

Y que despacio pasaban los años, los meses y los días. Porque en clase era una eternidad el tiempo que pasaba hasta que el profe decía que podíamos salir al recreo, luego empezaban a pasar las semanas, y los meses y por fin llegaban las vacaciones… santas vacaciones. Tanto tiempo operándolas, lo despacio que llegaban, pero lo deprisa que se iban.

Empezábamos a tener consciencia de algo que buscábamos, y que ahora huimos porque nos persigue de cerca: el tiempo. Os acordáis de ese primer reloj que os regalaron? Siempre mirándolo, para ver como pasaba el tiempo, y hoy casi esclavos de él.

El caso es que de chicos se pasaban los años como si na. Las semanas las marcaban papa y mama y cuando ellos decían era vacaciones. Luego empezamos a conocerlo, y cada vez más cada vez y más hasta que se hizo intimo amigo nuestro. El caso es que nunca pensábamos que esto cambiaría.

Pero un día te haces mayor y el tiempo vuelve a volar, a desaparecer, a pasar volando a nuestro lado. Y es que hemos sido padres. Y ahora lo días dejan de de ser días. Las horas dejan de tener 60 minutos. Son simplemente el tiempo que pasamos entre una toma y otra, entre un pañal y el siguiente biberón, entre un sueño y el siguiente llanto. Mirando el calendario han pasado ufff año y medio, o más bien 18 meses desde que nos transformamos en papa y mama. 18 meses en los que he vuelto a perder el sentido de los días, de las semanas, de los meses y casi casi de los años.

Ya no mido el tiempo por meses, sino cuando dio me dió su primera sonrisa, cuando empezó a gatear, cuando vio el mar por primera vez, cuando empezó a andar, cuando dijo papa, cuando dijo mama, cuando se metió en la ducha, cuando… mi calendario se llama “carlos” y es el que marca los días, las semanas, los momentos de descansar y de jugar, los días de reír o de llorar. Entró el último pero se ha llevado lo que tanto nos angustiaba y agobiaba, el tiempo.

Gracias pequeñin, por quitarnos este gran peso de encima.